domingo, 15 de mayo de 2011

n+1, si te caes, te levantas.

Cuando éramos niños todo era más fácil. No había una preocupación mayor que dormir con la puerta abierta por si acaso. Y había, sin embargo, todo tipo de alegrías; Un helado, un paseo en bici, una vuelta hasta las once y media. O una tarde junto a tus amigos de toda la vida. Cuando éramos niños, creo que no éramos conscientes de lo mucho que luego se nos olvidaría serlo. Pero tampoco de las cosas que aprenderíamos cuando ya no lo fuéramos. Y por eso, a día de hoy, algunos nos arrepentimos de no haber vivido, aún más, aquellas historias que nos vendía Peter Pan.

Hoy, cansada del ruido, de la ventana con vistas a Gran Vía, de la gente, de las historias, de las mentiras y de los corazones de cartón, voy a escribirte. Y no estoy segura del viento que entra por tu ventana. Necesitamos un aire que consiga abrocharte de un soplido una sonrisa a las orejas. Yo no sé si existen. Pero hoy día confío en las ráfagas de viento. En los momentos que son capaces, de repente, cuando menos te lo esperas, de hacerte olvidar el pasado pesado que hasta hace unos segundos se abalanzaba sobre ti. No sé. La magia, supongo. No lo hemos perdido todo. Aún guardamos experiencias de aquella época. "Si te caes, te levantas". Aquella era y es la frase. Tiempos en los que no importaba cuántos éramos, sino quienes éramos. Qué más da. Levántate por la mañana y piensa que aún quedan muchos motivos para contaminarte de esas sonrisas que parece que merecen la pena. Y también piensa que merece la pena llorar, llorar mucho. Partirse los dientes contra el suelo. Y luego disfrutar de un vuelo que te eleva aún más arriba de lo que volaste la última vez. Confía y a la vez, desengáñate con la gente que un día te hizo pensar que era algo que luego no es. Cree. Creéte siempre a ti misma y nunca te infravalores. Vales más que un comentario. Y sobre todo, que la gente que actúa en los teatros. Vivir es mucho más que respirar, dicen. No te vuelvas a equivocar. No dependas de un miedo. Ni de un error. Disfruta como lo hubieras hecho antes de crecer. Sin tapujos, sin contenerte. Porque...

¿Prefieres arrepentirte de lo que hiciste o de lo que nunca te atreviste a hacer porque fuiste cobarde? Está bien ser normal, cuando has decidido ser normal pero... ¿Está bien ser normal cuando soñaste con ser especial?

Y que nunca, por mucho que pase el tiempo, desaparezca esa magia que aún llevamos dentro. Que nunca se borren aquellas frases que nos recuerdan lo que nos duele caernos, pero la de veces que hemos sido capaces de levantarnos.

/Espe :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario