lunes, 28 de noviembre de 2011

Las cosas que se pierden por el camino.

"Cogimos nuestra ropa de los sábados tarde y corrimos calle abajo. Desprendiéndonos de todos aquellos problemas que pudieron, entre semana, revolvernos el estómago por dentro. Escapamos. Como quien se larga para no volver. Y yo cogí mi cámara y fotografié. Por si acaso. Porque somos tan pequeños con respecto a todo lo demás, pero logramos sentirnos tan grandes si nos unimos... que aquella vez, agoté la tarjeta de memoria. Y me alegré de que, al menos ese sábado, fuera para siempre"

Ha llovido mucho desde entonces. Desde aquella foto, desde aquel viejo texto. Pero tenía razón. Me alegro de conservar esta foto y los recuerdos que con ella vienen. Pese a que también, luego, me doy cuenta de que las fotografías no son capaces de congelar todo lo que captan. Al menos no para siempre; Ya no somos lo que éramos, hemos cambiado. Me pregunto porqué a lo largo de los años todas esas palabras pesan más. Que alguien me lo explique.

Hace años. Algo más pequeñas. Un sábado por la tarde.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

En otra vida. En otro mundo. Con otro son de acordes.

Por si acaso no te olvido, he bebido más de la cuenta estos últimos años. La vida se me ha puesto de espaldas y tú no me entiendes. Y creo que yo nunca te he entendido.

Por eso he bebido más de la cuenta estos últimos años. Porque así canto más fuerte y no me escucho. Y no te escucho. Y no nos escuchamos. Y la vida pasa sin ese leve, y a veces ruidoso corazón, que parece que no existe, que no existió, que se ha perdido. Pero no. No lo ha hecho. Yo nunca he querido que lo hiciera, pese a que tú siempre has creído que yo siempre he deseado que se perdiera. Nunca te has parado a pensar qué pienso y dónde estoy. Ni que fue de mí. Ni siquiera si sigo siendo la misma a la que un día le llenabas la nariz de helado y se reía. Si me emocionan la mismas cosas, si sigo escuchando las mismas canciones, si veo las mismas películas que tanto me hacían llorar. Si sigo coleccionando frases favoritas o si me siguen apasionando los mismos zapatos rojos de siempre. Si me sigue gustando ver la primavera desde el mismo parque, o si ya la he cambiado por ver la lluvia desde el cristal. 

No sé. Todo el mundo es capaz de cambiar el tiempo. Pero pocos son los que logran curar un corazón clavado entre la cuarta y la quinta costilla. Es difícil. Pero fue tu culpa. Ya no me compro los mismos sueños rotos de antaño. Hace tiempo te vi sonreír en otra dirección. Y desde entonces, entendí que todo lo que vendría después de aquello, no me correspondía, no era mío, no podía cambiarlo. 

¿Entiendes aquella maniática frase? El destino es caprichoso. Nunca lo olvides.