martes, 30 de noviembre de 2010

Los relojes se han escacharrado de decepciones.

Ha pasado tanto tiempo que ya ni recuerdo dónde estaba la última vez que escribí una de esas historias que a veces la gente no entiende. Tal es el tiempo que ha pasado y tales son las cosas que han cambiado que hasta este ordenador ha notado el cambio. Las teclas chirrían como si ahora también ellas hubiesen notado el frío.

Granada hoy se resfría a 11º con una lluvia que huele a Sierra. Y yo ya ni siquiera me doy cuenta de esos detalles que amenizan las mañanas desde que estoy aquí. Ni miro por la ventana, ni pregunto ¿hoy llueve?, ni cojo un paraguas por si acaso. Nada. Como las gotas de agua que se pierden en las alcantarillas, el tiempo ha comenzado a resbalarme.

El tiempo y el tiempo. Sabes lo que quiero decir, ¿no? Hablo también de otro tipo de tiempo que ya tampoco importa. El tiempo carece de valor. ¿Cuántas veces hemos estado horas y horas intentando hacer alguna cosa bien que luego ha acabado en el cubo de la basura? ¿Cuánto perdimos? ¿Una hora, tres? Qué más da... ¿Crees que a alguien le va a interesar lo que tú le cuentes acerca de eso? No sé ni de lo que hablo, no sé si saben de lo que hablo, la cosa en realidad es más sencilla de explicar pero ahora, si no te justificas al hablar, puedes morir envuelta en ruidos que nunca oíste. Y eso me da un poco de miedo. Lo único que quería decir es que no le demos valor a las cosas por el tiempo que se han conservado a nuestro lado. No es necesario ni siquiera buscar razones para entender porqué ya no lo están. Estamos cometiendo un error si lo hacemos. Si pensamos en el tiempo, en las horas, en los recuerdos, en los detalles que otorgamos. Si pensamos que todo esto no valió la pena y que tan sólo nos sirvió a nosotros mismos empezareís a creer, como yo, que el tiempo no es nada y que siempre ha sido un pretexto que no sirve.

Hace poco leí una cosa que resumió todo esto que hoy yo intento escribir. "El valor de las cosas no se encuentra en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables"

Pese a todo ello, pese a lo simple y a lo complejo del asunto, pese a todas las cosas, pese a la gran contradicción que voy a decir, hoy sé, hoy confío, hoy creo, que el tiempo pondrá a cada uno en el lugar que se merece.