domingo, 29 de mayo de 2011

Yo también quería escribir la canción más bonita del mundo.

Luces tenues color naranja alumbran la noche entre cuatro paredes. En el techo no hay estrellas, ni siquiera pájaros, ni un sólo avión... Pero los imagino. Entre una vida caótica y desordenada como la mía siempre he encontrado tiempo lleno de polvo. ¿Soñamos? 

Voy a intentar meterlo todo en un reglón, como dice la canción. Aviones con un solo destino; Tus brazos. Pájaros que relevan a los grillos de verano en aquel inhóspito lugar con olor a sal. De dónde saldrán. Da igual. Soñemos. Luces tenues, colores azules, nubes que se arrugan como tú. Formas que no distingo. Acaba de llegar una sonrisa más al almacén de Granada. Te busco en el resquicio de un vaso al que casi no le queda agua. Y siempre te encuentro en mis llenos y mis vacíos. Quiero saber cómo lo haces. He empezado a envidiarte. No sé como eres capaz de formular tantos conjuros a la vez. ¿Oyes esa canción? La ponen a propósito. Si no escuchas la letra es simplemente porque no tiene. Pero, si quieres, le ponemos lo que acabo de escribir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario